Revista MIRATú! 031 > Sección: LA LICUADORA > Disco Duro> El Gran Cacao. 24H en tiempo real.

Fotografías de Ricardo Bohórquez

Mi hermano, por esa calle botada (Imbabura entre Panamá y Rocafuerte) me han dicho que hay un bar. Ese bar: El Gran Cacao en tiempo de dolores de parto del nacimiento de la actual Zona Rosa de GYE. La parturienta, un él: Jimmy Mendoza, el dueño del mítico bar. Le pedí a Andrés Crespo, ex socio de Mendoza, que escribiera esta nota (léase en guayaco o en castellano), sin embargo, le fue imposible hacerlo. Cuando lo llamé me dijo que tenía 14 horas rodando (un film) y que estaba muerto, que no era paro. Aún así, me dejó unas perlas que comparto con ustedes... "La esencia del Cacao, como todo buen bar, se basa en la personalidad el dueño, y en el caso del Cacao, en el 'sino' del dueño y lo que para él significa ser guayaquileño. Para Jimmy ser guayaquileño es ser anti-orden, anti-civilización, es un poco una manera egoísta de ser y de vivir.". Yo le agregaría sobrevivir. Los que conocimos y frecuentábamos el Gran Cacao, antes de que fuera ocupado por las ordenanzas municipales y el color rosa, compartíamos el deseo de ver y sentir la ciudad de verdad, sin maquillaje. Vuelvo a las perlas de Andrés Crespo: "Debemos hacer un esfuerzo de narcisismo anti-humildad para querernos así como somos.". En esta conversación con Andrés junto con las 24 horas fotografiadas por Ricardo Bohórquez, conocido cronista de la noches del manso, vuelve a mi recuerdo ese lugar que no discriminaba ni al cielo ni al infierno, en donde todos éramos iguales y la libertad despreocupada de las fachadas quedaba en la puerta. Por ahí pasaron: poetas, pintores, fotógrafos, intelectuales, cineastas, escritores, músicos, personajes de la calle, aves nocturnas, turistas, alternativos, aristócratas, cuerdos y delirantes, que sólo querían beberse una cerveza y sentirse reales.